San Antonio de los Cobres es un pueblo de unos 5500 habitantes, a 180 kilómetros de la capital de Salta. En abril de 2016 Scholas Occurrentes, la fundación del Papa Francisco dedicada a la promoción de la educación para la paz y la cultura del encuentro, llegó al lugar para trabajar con la comunidad educativa del pueblo, enfrentar sus problemas y reflexionar sobre la vida y la esperanza.
En esas charlas, los alumnos de cuarto año de las dos secundarias de San Antonio de los Cobres decidieron abordar la problemática de suicidio: es que en los meses anteriores se habían producido cuatro casos en adolescentes y en el último año, unos 30 chicos que se habían quitado la vida tirándose del puente Huaytiquina, más conocido como el «Puente de la Solución».
«Cuando empezamos a escuchar a los alumnos de San Antonio de los Cobres, notamos miedo, silencios, nervios… hasta que una chica se animó, en medio del llanto, a decir que su problema era la muerte de su hermano -cuenta José María del Corral, presidente de Scholas Occurrentes-. Cuando ahondamos, nos enteramos que no había sido una muerte natural, sino por suicidio. A partir de ella, empezaron a hablar otros chicos de otros caso, muy concretos, de otros suicidios. En una población de 5 mil habitantes 30 chicos de entre 14 y 18 años se habían quitado la vida. Encima, la mayoría, más de 20, lo habían hecho tirándose de un mismo puente, al que llamaban Puente de la Solución«.
«Lo más interesante es que los chicos no sólo pudieron hablar y compartir el problema, sino que buscaron la manera de solucionarlo, que es la segunda parte de Scholas Ciudadanía: qué hacemos frente a los problemas», dice Del Corral.
«Lo que hicieron fue muy sencillo: armaron un cine debate, los viernes a las 19, en el momento pico de la depresión y las drogas. Juntaron películas, las compartieron, y empezaron a a expresar sus sentimientos», contó el presidente de Scholas.
«El segundo elemento fue que propusieron pintar el puente. Parece sencillo, pero para esos chicos era pintar sus vidas -dice Del Corral-. Durante un año debieron vencer siete trabas, porque era patrimonio histórico, porque era riesgoso por la altura, por los seguros, por los permisos. Tuvimos que vencer una a una todas las instancias. Finalmente los chicos pudieron pintar el puente, y fue como cambiar de vida».
«Nosotros no vamos con una currícula para trabajar contenidos ni con una agenda previa. Al contrario, vamos como nacimos, vamos a escuchar, con todos los sentidos, a los adolescentes -expresó Del Corral-, porque los chicos se están suicidando, no sólo en San Antonio de los Cobres, sino en toda la Argentina, en Latinoamérica, en Europa, en Medio Oriente. El suicidio adolescente es un problema mundial. Los chicos nos están hablando y no los estamos escuchando».